Intervención psicosocial comunitaria: Para realizar
intervención psicosocial comunitaria, primero tendremos que reconocer que el
hombre como ser social, crea y recrea la sociedad a la cual pertenece, la misma
que lo regula a través de sus diferentes normas. Es así, como la concepción de
la sociedad ha evolucionada como ella misma a través de las diferentes épocas.
En Roma por ejemplo, se concebía la sociedad como, un grupo voluntario de
personas que tienen objetivos compartidos, para Aristóteles la sociedad era un
organismo vivo, mientras para el cristianismo representado por Tomas de Aquino,
la sociedad era una totalidad orgánica, regulada por fuerzas trascendentes.
Durante el siglo XVI, se concibe a la sociedad como
una totalidad en construcción de orden artificial, en la época de la
industrialización el concepto de sociedad está definida como el conjunto de
productores y no productores, mientras Augusto comte enmarca las sociedades
determinadas por el tiempo y el espacio, de donde se originarían las sociedades
estáticas y dinámicas.
Es apenas en el siglo XIX, cuando la sociedad se
concibe como conjunto de relaciones sociales observables, como una totalidad de
estructuras sociales independientes, conceptos influenciados desde el
funcionalismo por el positivista Emilio Durkheim, quien marca lineamientos
importantes, para diferenciar sociedad de comunidad, asignando a esta última
como un subconjunto de la sociedad con construcciones colectivas en común. Ya
para el siglo XX, hasta hoy la sociedad es un sistema de convivencia entre diferentes
personas y grupos con una estructura específica, la cual conforma la base de la
dinámica social, al interior de la cual se desarrollan diferentes roles, de tal
manera que, la dinámica social es, la interacción que se dan entre los individuos
y los diferentes grupos o parcialidades de la sociedad a través de las cuales
se expresan los diferentes requerimientos sociales.
Desde esta concepción, la intervención comunitaria
atañe tanto a la sociedad como a la comunidad, ya que las sociedades se
clasifican y determinan de diversas maneras, según el punto de vista desde el
que se inspeccionen, teniendo en cuenta que, éstas se diferencian mas por su
propia cultura, que por sus diferentes estructuras o funciones.
Lo que si se considera pertinente al momento de
realizar cualquier intervención comunitaria es diferenciar las sociedades
simples, de las sociedades complejas, ya que las primeras aluden a grupos
sociales relativamente pequeños y geográficamente delimitados, cuyos miembros observan
interacción directa entre ellos, comparten la misma herencia social, con
predominancia de esfuerzos cooperativos, además de que la especialización en su
interior es poca y se gesta en ella unidad social cohesiva, donde las
tradiciones controlan el comportamiento de los miembros
del sistema social, de tal modo que la cultura permea
la mayoría de los comportamientos, los cuales están relacionados más con lo
sagrado que con las creencias y valores seculares, aspectos, que hacen que allí
las personas generen dependencia unas con otras y se rijan generalmente por
valores tradicionales y por costumbres no formales.
En contraposición a las sociedades simples, las
sociedades complejas, se caracteriza por, habitar en espacios geográficamente
próximos, porque sus miembros sostienen poca interacción unos con otros, a tal
punto de tocar el anonimato, la interdependencia esta basa en la funcionalidad
y en la realización de tareas especializadas, lo que hace que el esfuerzo
cooperativo sea poco.
Además de que
las sociedades complejas se caracterizan por observar un profundo cambio
cultural de una generación a otra, tener diversidad cultural con presencia de
subculturas, (las cuales algunas veces son más fuertes que los lazos del
sistema cultural principal), construir vínculos familiares inestables, poseer
variabilidad en la movilidad social y rigidez en su accionar interno; Aspectos
que favorece en gran parte la desintegración de estas sociedades, las cuales a
su vez suelen observar comportamientos inscritos dentro de la instrumentalidad,
pues para los miembros de las sociedades complejas, la reflexión y
experimentación son instancias no solo deseables sino necesarias y la riqueza
es eje posibilitador de estatus, de poder político, socioeconómico y de
prestigio social.
Por consiguiente en este tipo de intervención
psicosocial, el sujeto a la vez que es protagonista de su desarrollo es
coparticipe del desarrollo de otros, en tanto participa en el control de su
entorno a la par que trabaja por sus propios objetivos, lo que va en la vía de
la promoción de la salud y el bienestar individual y colectivo.
Dado que, la intervención psicosocial en la comunidad
enfatiza sus metas en el incremento del bienestar social y la mejora de la
calidad de vida de los ciudadanos que la conforman, bajo una acción orientada
por la promoción de la competencia de los grupos y las comunidades buscando
estudiar sus problemas y generar recursos para superarlos, le resulta inherente
a su accionar el trabajo de investigación social e intervención comunitaria,
desde una perspectiva preventiva y proactiva, óptica desde la cual una de las finalidades
más importantes de la intervención psicosocial con las comunidades es la
prevención, focalizada en grupos de riesgo o grupos significativos con respecto
a una determinada problemática tratada.
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